Plaza Laou (Plaza del Pueblo)
En el corazón de la ciudad de Lamia se encuentra la plaza Laou, una de las cuatro plazas principales. Recibió su nombre en enero de 1897 como punto de encuentro de la gente que buscaba trabajo. Los plátanos de sombra grandiosos que crean un paisaje acogedor son testigos importantes de la existencia de corrientes subterráneas en la región. Su centro está dominado por la estatua del capitán de ELAS, Aris Velujiotis, rodeado de magníficos edificios neoclásicos. Las bellas callejuelas empedradas, la famosa carne asada y los productos tradicionales crean una ruta única que termina con la vista única desde el Castillo de Lamia.
Plaza Laou (Plaza del Pueblo)
La plaza Laou es una de las cuatro plazas centrales de Lamia alrededor de las cuales está la vida de la ciudad.
En enero de 1897 recibió el nombre Laou, porque durante muchos años todos los días, muy temprano por la mañana, se reunían varios obreros a buscar trabajo. Desde siempre, era un lugar de encuentro para el pueblo, la gente común de la ciudad, que estaba allí por trabajo o por placer. Se refiere que, al principio, se llamaba plaza Ermou, ya que allí se realizaban las ferias anuales cuya historia se pierde a través del tiempo.
Según fuentes históricas, un gran arroyo recorría la ciudad de Lamia y una excavación relativamente reciente para la reconstrucción de la plaza Laou reveló un barranco profundo con agua corriente. De todos modos, los plátanos de sombra de la plaza son testigos importantes de la existencia de corrientes subterráneas en la zona. Los científicos sospechan que son árboles que sobrevivieron al bosque antiguo, como clones de árboles antiguos y han sido declarados Monumentos de la Naturaleza protegidos por su tamaño y su historia.
Su centro está dominado por la estatua del capitán de ELAS1, Aris Velujiotis, mientras que, además de los plátanos centenarios, también la plaza está rodeada por magníficos edificios neoclásicos. La historia nos dice que aquí es donde Athanasios Diakos, el héroe de la Revolución de 1821, tuvo una muerte trágica, y en una de sus callejuelas históricas, hoy en día, se encuentra su cenotafio.
Den un paseo por las hermosas callejuelas empedradas, prueben la famosa carne asada de la ciudad y compren productos tradicionales, que ustedes encontrarán en las tiendas de la plaza. Desde los grifos de la plaza sale abundante agua limpia y corriente que puede refrescarse bajo la sombra de los plátanos grandiosos. Después, ustedes pueden subir por las escaleras y las callejuelas y, al pasar por las casas neoclásicas, llegar al Castillo de Lamia con unas vistas preciosas.
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